¿Cómo criar a nuestro bebé?

Hoy en día ser padres se ha convertido en toda una hazaña. Las nuevas generaciones cuentan con más información que nunca y aun así las dudas acerca de cómo llevarlas a cabo son mayores que en generaciones anteriores.

La maternidad y la paternidad suponen un nuevo rol en nuestras vidas, donde aflora una etapa llena de incertidumbres e inseguridades, siempre con la incógnita de si lo estaremos haciendo bien. Parece que todo el mundo a nuestro alrededor ha puesto en práctica un método novedoso de crianza, o ha encontrado la mejor manera para que el niño sea autónomo, aferrándose al “siempre se ha hecho así”. Pese a ello, existen incontables libros y manuales que paradójicamente están firmados por prestigiosos profesionales del sector, y aun así, en muchas ocasiones se contradicen. Criar a nuestro bebé se ha convertido en todo un reto y muchas veces nos encontramos perdidos en cuanto a cómo hacerlo. Lo que nos dejan años de investigación en el campo del desarrollo de la primera infancia, es la certeza de que el vínculo que se crea entre los progenitores y el bebé deja una huella neurológica muy potente. Por lo tanto, enfocarnos en una crianza que potencie el vínculo con nuestro hijo, fomentará el correcto desarrollo de su cerebro, y de sí mismo. Durante sus primeros años, el bebé depende totalmente de sus padres, tanto para cubrir sus necesidades fisiológicas, como afectivas. Por ello, necesita de sus progenitores para regularse emocionalmente. En otras palabras, nuestro hijo necesita afecto y cariño. Necesita que le cojamos en brazos cuando llore y hacerle sentirse protegido; si le dejamos llorar sólo crearemos en él un sentimiento de abandono. Necesita que le hablemos, aunque parezca que no lo entiende; esto ayudará a que su cerebro se inicie en el lenguaje, creando lazos afectivos a través de los besos y caricias que repercuten en su autoestima y autonomía Por desgracia, los bebés no saben pedirnos expresamente lo que necesitan, de ahí el llanto. Este reclamo surge de una necesidad que, si cubrimos con afecto y cariño, se traducirá en una experiencia de confianza y valía para el niño. Es importante ver a nuestro hijo como alguien con necesidades propias, que necesita unos tiempos diferentes a los de los adultos, por lo cual, no debemos forzarle, sino acompañarle en las diferentes etapas. De esta forma, potenciar su autonomía dejándole explorar su entorno, le ayudará a sentirse capaz y seguro de si mismo y de todo lo que le rodea. Si estimulamos este aspecto, siempre desde el cuidado, con límites protectores, nuestro bebé irá desarrollándose con un sentimiento de capacidad. Cuanto más tiempo pasemos con nuestro bebé y más cariño le demos, cuanto más le integremos en nuestras actividades diarias y le dejemos disfrutar de ellas y de la gente que le rodea, mayor será la huella neurológica que favorezca su autoestima positiva, su autonomía y confianza en sus papás y por tanto en sí mismo. Fruto de todo ello, lo que la experiencia profesional e investigación nos dicen, es que lo realmente importante para el desarrollo del bebé es el afecto incondicional, la contención emocional y el acompañamiento en las diferentes etapas evolutivas.

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